Cascarilla de soja: Un subproducto recomendado para nutrición bovina

En la ganadería moderna, la alimentación del ganado representa uno de los factores más importantes para garantizar eficiencia productiva, rentabilidad y sostenibilidad. La elección de los ingredientes adecuados no solo impacta en el crecimiento de los animales y la producción de leche o carne, sino también en los costos operativos y en la huella ambiental de la explotación. Dentro de este contexto, la cascarilla de soja se presenta como un subproducto valioso para la nutrición bovina, ya que que permite combinar nutrición adecuada con ahorro económico, constituyéndose en una alternativa estratégica frente a ingredientes más costosos como el expeller de soja, la harina de girasol o el maíz molido.

Basados en investigaciones del INTA, profundizaremos en su valor nutricional y funcionalidad en distintos sistemas productivos, desde vacas lecheras hasta novillos de carne.

¿Qué es la cascarilla de soja y porqué es recomendado para nutrición bovina?

La cascarilla de soja es la cáscara que se separa del grano de soya durante la extracción de aceite. Aunque muchos productores puedan considerarla un “residuo”, en realidad se trata de un subproducto con alto valor nutricional cuando se procesa correctamente. Este residuo representa alrededor del cinco por ciento del peso del grano y ofrece una combinación interesante de fibra digestible, proteína y energía disponible para los rumiantes. Su bajo contenido de humedad, generalmente cercano al 14 %, y su bajo contenido de aceite, cercano al 2 %, facilitan su almacenamiento y reducen los riesgos de deterioro o contaminación, lo que la convierte en un ingrediente seguro y manejable dentro de la dieta.

Item%
Materia Seca (MS)91,2
Proteína Bruta (PB)16,9
Fibra Detergente Neutro (FDN)69,3
Fibra Detergente Ácido (FDA)44,1
Lignina Detergente Ácido (LDA)4,1
Grasa (EE)4,3

Uno de los principales beneficios de la cascarilla de soja es su fibra digestible, que contiene celulosa, hemicelulosa y pectinas con baja lignificación. Esto permite que sea fermentada de manera eficiente en el rumen, mejorando la digestión general del animal y evitando problemas frecuentes asociados con dietas ricas en granos, como la acidosis ruminal. Además de su aporte de fibra, la cascarilla proporciona proteínas de buena calidad, comparables a las que se encuentran en heno de alfalfa o en afrechillo de trigo, lo que permite mantener la producción de leche en vacas lecheras o favorecer la ganancia de peso en novillos destinados a carne.

Los estudios del INTA demuestran que la cascarilla de soja puede integrarse perfectamente en dietas balanceadas, proporcionando resultados comparables a ingredientes más costosos.

Por ejemplo, en ensayos realizados con novillos Holando engordados a corral, los animales que recibieron cascarilla de soja alcanzaron ganancias diarias de 1,39 kg, mientras que el grupo control, alimentado con dietas tradicionales, presentó ganancias de 1,20 kg por día. En vacas lecheras, dietas equivalentes en proteína que incluían cascarilla produjeron niveles de leche similares a las dietas que contenían expeller de soja, demostrando que la cascarilla puede sustituir parcial o totalmente a subproductos más costosos sin comprometer la eficiencia productiva.

GrupoPeso inicial (kg)Peso final (kg)Acumulado (kg)Ganancia diaria (kg/día)CMS (kg/nov/día)Efic. Conversión (kgMS/kgPV)
Testigo538,6614,375,71,20217,214,3
Cascarilla de soya539,1626,687,51,38918,713,5

Comparación con otros subproductos y costos

Al analizar los costos y beneficios de distintos subproductos para la alimentación bovina, la cascarilla de soja destaca por su relación precio‑nutrientes. Algunos ingredientes como el expeller de soja o la harina de girasol aportan niveles elevados de proteína y energía, pero su precio es considerablemente más alto. Por su parte, el maíz molido es muy energético, pero carece del aporte proteico que los rumiantes necesitan para crecer y mantener la producción. En este contexto, la cascarilla de soja podría pocisionarse como una alternativa económica, capaz de complementar estas dietas y reducir la dependencia de insumos más costosos sin comprometer los resultados productivos.

Además, su incorporación permite diversificar las fuentes de alimentación, reduciendo la presión sobre un solo insumo y aumentando la flexibilidad de la ración. Esto es especialmente relevante en sistemas ganaderos donde los costos de los granos o harinas proteicas son volátiles y pueden impactar significativamente en el presupuesto anual. Por eso, podría decirse que la integración de la cascarilla de soja en la dieta también ayuda a disminuir el costo por unidad de proteína o energía sin sacrificar la calidad de la alimentación ni la productividad de los animales.

Uso práctico y consideraciones de la cascarilla de soja

Aunque la cascarilla de soja ofrece múltiples beneficios, su inclusión requiere planificación y control. No debe considerarse como un reemplazo total de otros ingredientes, sino como un complemento dentro de una ración balanceada. La proporción recomendada varía según el tipo de ganado, la etapa productiva y el resto de los ingredientes de la dieta, pero suele oscilar entre el 10 y el 25 % de la materia seca total.

Otro aspecto crítico es la calidad del subproducto. La composición de la cascarilla puede variar según el origen y el procesamiento industrial. Por ello, es recomendable analizar cada lote antes de incorporarlo a la ración. Asimismo, el almacenamiento debe realizarse en lugares secos, ventilados y protegidos de la humedad para evitar problemas de deterioro o contaminación.

Finalmente, como en cualquier ajuste nutricional, es fundamental monitorear los resultados productivos, incluyendo la ganancia de peso en novillos, el consumo y la producción de leche en vacas. Este seguimiento permite ajustar la proporción de inclusión y maximizar los beneficios de manera segura.


La cascarilla de soja se presenta como una alternativa efectiva, sostenible y rentable para la alimentación del ganado bovino. Su aporte de fibra digestible, proteína y energía permite sustituir parcial o totalmente subproductos más costosos, como expeller de soja o harinas de oleaginosas, reduciendo los costos de alimentación y manteniendo la eficiencia productiva. Además, contribuye a la sostenibilidad del sistema ganadero, al aprovechar un subproducto industrial que de otro modo sería desechado, integrándose dentro de una estrategia de economía circular.

Para productores que buscan optimizar sus raciones, la implementación cascarilla de soja de manera controlada y con seguimiento de resultados puede marcar la diferencia, combinando ahorro económico, nutrición adecuada y sostenibilidad del establecimiento.

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