En la ganadería moderna, medir el pasto ya no es solo una curiosidad: se ha convertido en una estrategia imprescindible para maximizar eficiencia y rentabilidad. El pasturómetro electrónico reemplaza el “ojo de productor” con datos precisos, georreferenciados y en tiempo real, permitiendo decisiones más inteligentes y acertadas en el manejo de los potreros. En este artículo, el equipo de la startup Pastech nos mostrará cómo funciona esta innovadora herramienta y cuáles son sus principales ventajas, revelando cómo puede transformar la producción y llevar tu ganadería al siguiente nivel.
¿porqué medir las pasturas en ganadería?
Vivimos una era en la que el campo se llena de sensores, aplicaciones, datos en la nube y plataformas inteligentes. Cada día aparece una nueva herramienta que promete hacernos más eficientes, más precisos, más “tecnológicos”. Pero en medio de esa vorágine digital, hay algo que no podemos olvidar: la base de todo sigue siendo el pasto.
Durante décadas, los productores midieron su disponibilidad “a ojo”, confiando en la experiencia, en el instinto y en esa sabiduría que da caminar los potreros. Pero hoy, en un contexto donde cada kilo de materia seca cuenta, esa práctica dejó de alcanzar. El ojo puede estimar, pero no medir con precisión. Y cuando las decisiones se toman a ciegas —sobre la carga animal o la suplementación— el resultado suele ser el mismo: pérdidas de eficiencia, sobrepastoreo o forraje desaprovechado.
El pasto es, y seguirá siendo, la fuente principal y más económica de alimento. Es el corazón de cualquier sistema ganadero, aunque a veces lo demos por sentado. Su producción depende del clima, de la especie, del manejo, de la fertilización. Y sin datos confiables, todo lo demás —los kilos de carne, los litros de leche, la rentabilidad— queda librado al azar. Por eso, en esta nueva ganadería de precisión, medir el pasto es una forma de volver a lo esencial. No se trata de alejarnos del campo con la tecnología, sino de usarla para mirar mejor lo que siempre estuvo ahí: el recurso más valioso que tenemos bajo los pies.
Digitalizarnos no significa olvidar lo simple. Significa volver al pasto con más conocimiento, más respeto y más conciencia de su valor. Porque sin pasto, no hay ganadería; y sin medirlo, no hay manera de producir mejor.
¿Qué es y cómo funciona el pasturómetro?
El pasturómetro electrónico es una evolución del clásico plato medidor de pasto que permite estimar la disponibilidad de forraje en kilogramos de materia seca por hectárea (kg MS/ha). Su funcionamiento es simple y preciso: mediante sensores y un sistema de registro electrónico, mide la altura comprimida del pasto, que refleja tanto su altura como su densidad. El dispositivo se vincula a una aplicación en un teléfono o dispositivo móvil y envía automáticamente los datos a una plataforma digital, donde se procesan y almacenan las mediciones de cada lote o potrero.
“La producción por hectárea era de 280 kg carne/ha y cuando empezamos a medir llegamos a 420 kg carne/ha”, asegura Lucas, veterinario de Tandil, provincia de Buenos Aires
Esa precisión permite ajustar la carga animal y prever déficits o excesos de forraje con tiempo, evitando pérdidas productivas y mejorando la eficiencia de alimentación. Además, la herramienta permite realizar cálculos automáticos, identificar parcelas, estimar el crecimiento del pasto y recibir alertas tempranas cuando la disponibilidad se aleja del rango óptimo. En sistemas intensivos, como tambos o invernadas pastoriles, estas funciones son decisivas para planificar con base en datos objetivos y no en percepciones.

Una de las principales ventajas del uso regular del pasturómetro es la capacidad de anticipación. Esa información, que antes requería años de experiencia y tenía un alto margen de error, hoy está disponible en tiempo real y respaldada por datos objetivos. Las mediciones frecuentes permiten construir un historial forrajero del establecimiento, fundamental para analizar tendencias, planificar fertilizaciones y evaluar el impacto del manejo. Desde el punto de vista económico, la diferencia es clara: reducir entre un 10 y un 15 % el uso de suplemento gracias a un mejor manejo del pasto puede representar un ahorro anual significativo por establecimiento, además de mejorar la conversión alimenticia del rodeo. En tambos de base pastoril en Australia, esta “pérdida oculta” está medida y se estima en un promedio de 100.000 dólares por año.

pasturómetro: Una herramienta que se adapta a cada sistema
No todas las pasturas son iguales: pueden variar mucho en altura, densidad y tipo de especie. Estas diferencias afectan la cantidad de forraje disponible y cómo se mide, por lo que es clave tener en cuenta que una misma herramienta puede requerir ajustes según el tipo de pastura. Por ejemplo, un raigrás denso y uniforme se comporta distinto a una pastura natural con especies variadas y alturas irregulares, lo que hace necesario un ajuste en el pasturómetro electrónico para obtener mediciones precisas y útiles para la toma de decisiones.
El pasturómetro electrónico puede utilizarse en todo tipo de pasturas, desde alfalfas y raigrases hasta consociaciones templadas o pasturas naturales. Para mantener su precisión, se recomienda calibrarlo según la estructura de la pastura, que puede variar por especie, época del año o manejo del pastoreo. El sistema electrónico actual facilita esa calibración y permite adaptar el uso de la herramienta a cada establecimiento.
En tambos de alta carga, las mediciones semanales son fundamentales; en sistemas de cría extensiva, pueden realizarse con menor frecuencia, pero igualmente aportan valor para decidir cuándo entrar o salir de un potrero. La información obtenida no solo sirve para medir el presente, sino también para predecir el crecimiento futuro del forraje. Integrado con modelos matemáticos y datos climáticos, el sistema puede estimar el ritmo de crecimiento, ayudando al productor a planificar la rotación o la suplementación con anticipación.
Ganadería más eficiente y sustentable gracias a la medición forrajera
Los resultados en campo muestran que quienes adoptan herramientas de medición forrajera logran aumentar la eficiencia del uso del pasto entre un 20 y 30 %, al tiempo que reducen la dependencia de suplementos concentrados. Esto se traduce en una mayor rentabilidad del sistema, al aprovechar mejor el recurso más barato y abundante: el pasto. En un contexto de costos crecientes y márgenes ajustados, contar con esa información se vuelve una ventaja competitiva.
“Medir ya no es una tarea de curiosos: es una práctica de gestión indispensable.”
Aunque el eje de esta tecnología está en la eficiencia productiva, su impacto ambiental tampoco es menor. Medir y planificar el pastoreo evita el sobrepastoreo, protege la estructura del suelo y mejora la capacidad de captura de carbono de los sistemas pastoriles. Al optimizar el uso del pasto, se reduce la presión sobre las áreas más frágiles y se promueve una producción más sustentable sin resignar productividad. Cuando los potreros están bien manejados, el suelo se conserva, el pasto rebrota más rápido y los animales producen más. Es un círculo virtuoso que empieza con una simple medición.

Un paso hacia la ganadería de precisión
La medición forrajera, apoyada en dispositivos electrónicos y plataformas digitales, forma parte de una tendencia mayor: la digitalización del campo. Así como los sensores y drones transformaron la agricultura, hoy la ganadería adopta herramientas que permiten gestionar los recursos de manera más eficiente, rentable y sustentable. En ese sentido, el pasturómetro electrónico es mucho más que un medidor: es una puerta de entrada a la ganadería de precisión, donde cada decisión se apoya en datos y cada hectárea produce su máximo potencial.



