En la ganadería, el suelo es mucho más que tierra: es la base de toda la producción de pasturas. Conocer su calidad permite tomar decisiones más inteligentes, optimizar recursos y mantener la productividad del campo a lo largo del tiempo. La alimentación y nutrición de los animales dependen directamente de lo que la tierra puede ofrecer, por lo que contar con información confiable se vuelve una herramienta estratégica. En este artículo, los especialistas de Briste nos muestran por qué es clave medir este recurso y cómo empezar a hacerlo, compartiendo consejos prácticos para incorporar esta práctica en el manejo diario del campo.
¿Por qué medir la calidad del suelo?
La medición de la calidad del suelo no es simplemente un paso técnico: es la base para tomar decisiones inteligentes en la ganadería. El suelo determina el rendimiento de los forrajes, anticipa los nutrientes estarán disponibles para los animales y, en última instancia, cómo se traduce eso en rentabilidad para el productor. Un campo puede parecer verde y saludable a simple vista, pero sin datos concretos sobre humedad, nutrientes, pH o materia orgánica, es imposible saber si esas pasturas realmente están cumpliendo su función.
La información del suelo permite pasar del ensayo y error a la certeza. Cuando sabemos cómo están distribuidos los nutrientes o cuánta agua retiene la tierra, podemos elegir las especies de pasturas más adecuadas para cada lote, ajustar la fertilización y planificar la rotación de animales para no sobrecargar el terreno. Esto evita aplicar fertilizantes “a ojo”, reduce gastos innecesarios y asegura que cada inversión en insumos tenga un retorno real.

Además, medir el suelo es clave para anticiparse a problemas antes de que afecten la producción. Un cambio en la humedad, un desequilibrio en los nutrientes o un pH fuera de rango puede ser detectado a tiempo, evitando pérdidas de pasto y garantizando que los animales tengan siempre alimento de calidad. De esta manera, el monitoreo constante se convierte en una herramienta de prevención, no solo de corrección.
Otro punto importante es que la calidad del suelo impacta directamente en la sostenibilidad del establecimiento. Un manejo informado permite mantener la productividad del campo a largo plazo, evitando la degradación de los lotes y asegurando que la tierra siga siendo fértil y productiva durante años. En un contexto donde los costos de insumos y la presión por eficiencia son cada vez mayores, este conocimiento se traduce en un claro ventaja competitiva para el productor.
Parámetros clave para la producción de forraje
Entre los indicadores más importantes que todo productor debería monitorear se encuentran:
- Humedad: determina la disponibilidad de agua para el crecimiento del forraje.
- Nutrientes (nitrógeno, fósforo y potasio): esenciales para la productividad y la calidad nutricional de las pasturas.
- pH: condiciona la disponibilidad de nutrientes y la actividad biológica del suelo.
- Conductividad eléctrica (CE): ayuda a conocer la salinidad y puede indicar fertilidad.
- Materia orgánica: influye en la retención de agua, la estructura del suelo y la provisión de nutrientes.
Los suelos no son homogéneos: varían de un lote a otro dentro del mismo campo. Su composición química y estructura física dependen del material geológico del que se originan, de la vegetación que los cubre, del tiempo de formación, de la topografía y de las intervenciones humanas. En la naturaleza, estos cambios suelen ser graduales, pero la actividad ganadera puede acelerar las modificaciones. Por ejemplo, el pastoreo intensivo o la eliminación de pasturas para sembrar forrajes pueden dejar al suelo más expuesto a la erosión por agua y viento, afectando su fertilidad y productividad. Por eso, los productores deben desarrollar estrategias para proteger y mejorar sus suelos, monitoreando constantemente sus características y tomando medidas para corregir alteraciones antes de que impacten en la producción de forraje y en la salud del campo.

Recomendaciones para empezar a monitorear el suelo
Para incorporar la medición del suelo en el día a día del campo, se pueden seguir pasos simples:
- Hacer una foto inicial del campo, midiendo los lotes más representativos para establecer una línea de base.
- Definir la frecuencia de medición: humedad y salinidad semanalmente, nutrientes una o dos veces por campaña.
- Registrar toda la información en una libreta, planilla o aplicación para seguir la evolución del suelo.
- Involucrar al personal del campo, explicando qué se mide y por qué, para que la rutina se mantenga en el tiempo.
“La clave es empezar sencillo y, con el tiempo, ir sumando más datos. Cuando uno ve los resultados en productividad y ahorro de insumos, el hábito de medir se vuelve parte natural del manejo”

Tecnologías que facilitan la medición del suelo
Hoy existen herramientas portátiles que permiten medir directamente en campo parámetros clave como humedad, nutrientes NPK, pH, conductividad eléctrica y temperatura, brindando información rápida y confiable sobre el estado del suelo. Aunque también se pueden complementar los datos con análisis de laboratorio para obtener resultados más detallados, estas mediciones en campo permiten detectar variaciones entre lotes y responder de manera inmediata a cambios en la fertilidad o la humedad. Además, la georreferenciación de los datos facilita generar mapas de productividad y de características del suelo, ayudando a planificar la siembra de pasturas, la fertilización y la rotación de animales de forma más precisa y eficiente. Con esta información, los productores logran optimizar recursos, mejorar la calidad del forraje y mantener la productividad del campo de manera constante.
- Medición en tiempo real, con resultados inmediatos.
- Georreferenciación automática, que facilita generar mapas de variabilidad de los lotes.
- Reducción de costos y tiempos, evitando traslados y demoras.
- Monitoreo frecuente, que permite un seguimiento continuo en lugar de una foto aislada del suelo.
Para los productores que buscan llevar el manejo de sus campos al siguiente nivel, Briste ofrece soluciones tecnológicas que facilitan el monitoreo del suelo de manera práctica y confiable. Sus equipos portátiles permiten medir en tiempo real parámetros como humedad, pH, conductividad eléctrica y nutrientes esenciales, mientras que su plataforma digital ayuda a visualizar y analizar los datos para tomar decisiones más precisas sobre pasturas, fertilización y rotación de lotes. Con herramientas como estas, los productores pueden optimizar recursos, mejorar la calidad del forraje y sostener la productividad de sus campos año tras año, convirtiendo la información en un aliado estratégico de la ganadería moderna.


